jueves, 11 de septiembre de 2008

VIVO 'DE MILAGRO' CONFINADO EN LA INSTITUCIÓN 1072 EN BAYAMÓN

Vivo 'de milagro' confinado en la institución 1072 en Bayamón

Literalmente, el confinado Manuel Suárez Viera está vivo de milagro. Asegura que sus oraciones desde la camilla en el área médica de la institución carcelaria 1072 hicieron un milagro de vida y le permitieron contar su historia. Ahora está dando los primeros pasos para radicar una demanda contra la privatizadora Correctional Health Services Corporation (CHSC) y el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR).

El pasado 16 de agosto, a eso de las 10:40 de la noche, los confinados del Edificio 4-A comenzaron a gritar las frases “¡gobierno!, ¡emergencia!” para gestionar que los oficiales de custodia escoltaran al compañero Suárez Viera al área médica de la institución 1072 del Complejo Correccional de Bayamón, que dirige el Superintendente Gerardo Cruz, debido a un fuerte dolor en todo el lado derecho de la barriga que lo dejó sin habla y bien corto de respiración. Finalmente, el preso fue trasladado a la Sala de Emergencias de la cárcel.

Contrario a lo que se espera en una Sala de Emergencia, el doctor Irizarry, de turno esa noche, no oscultó al paciente, solo le entregó un envase para dar una orina y como única indicación le dijo al confinado Suárez Viera que cuando orinara, él lo atendería. Acto seguido y sin examinarlo tan siquiera, le ordenó a la enfermera de turno que le inyectara dos medicamentos, lo dejó en observación y se retiró a dormir en el cuarto-oficina designado para los médicos de guardia cuando no estén atendiendo una emergencia.

El Lcdo. Damián F. Planas Merced, representante legal de la Asociación Pro Derechos y Rehabilitación del Confinado (Ñeta), relató que “él (Suárez Viera) se estuvo quejándose toda la noche y pidiendo a gritos que no lo dejaran morir, pero la enfermera le contestaba que ella no podía hacer nada, que esperara a que el doctor se despertara“. A las 7:30 de la mañana, la enfermera le tomó los signos vitales y fue enonces cuando el médico Irrizary le hizo un referido para el Centro Médico en Río Piedras porque tenía una fiebre alta. A las 9:30 de la mañana, el reo fue trasladado al Centro Médico, donde certificaron que le había reventado una úlcera debido al lapso de tiempo que estuvo sin recibir atención médica responsable y a eso de las 3:30 de la tarde lo llevaron a Sala de Operaciones para intervenirlo quirúrgicamente. La úlcera le reventó, provocándole una abertura profunda en el DUOVENO, que es la vena que une los intestinos grueso y delgado”.

Luego de la cirugía, el confinado Suárez Viera pasó al área de intensivo y al día siguiente fue llevado a un cuarto del hospital, donde lo mantuvieron entubado por un término de siete días bajo estricta supervisión médica. Después comenzó el proceso de estabilizarlo mediante alimentación por si mismo hasta que fue dado de alta el 28 de agosto y llevado de vuelta a la cárcel 1072, “donde pudo haber muerto unos días antes debido a la negligencia crasa y la pobre calidad de servicio que recibió”, denunció el Lcdo. Planas Merced. Como evidencia para el resto de su vida, el confinado quedó marcado con una cicatriz de 35 puntos de sutura que se extiende desde el inicio del pecho hasta un poco más abajo del ombligo.

Desde que regresó a la cárcel, el confinado Suárez Viera ha solicitado el documento para radicar una Queja de Agravio para relatar su experiencia traumática con el fin de que el Departamento de Corrección tome la acción pertinente, pero ha sido misión imposible, por lo que se vio obligado a pedirle a sus familiares que llamaran a su abogado.

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