
Siempre voy a recordar al “Chango Sandwichero” de la Institución 296
Recuerdo aquel “Chango Sandwichero” que siempre velaba la mas mínima oportunidad para darte el tumbe mañanero. Usualmente en las instituciones de máxima seguridad, algunos compañeros deciden no desayunar o levantarse un poco más tarde para consumir el alimento más importante del día, el desayuno.
Recuerdo aquel “Chango Sandwichero” que siempre velaba la mas mínima oportunidad para darte el tumbe mañanero. Usualmente en las instituciones de máxima seguridad, algunos compañeros deciden no desayunar o levantarse un poco más tarde para consumir el alimento más importante del día, el desayuno.
Es una obligación, y a su vez responsabilidad del servidor, llevar el desayuno completo a la celda de cada confinado, independientemente desayune o no. Pero aquel ave “Chango Sandwichero” observaba desde los barrotes quién era el que se quedaba durmiendo para hacer el tumbe del día.
Era preciso ver cuando los confinados que habían sido víctimas del “Chango Sandwichero” se levantaban reclamándole a aquel joven de temperamento tranquilo ¿qué había hecho con su queso y mantequilla? El confinado, quien está empleado en la labor de servir los alimentos, con un tono de voz bajo y humildemente decía: “hermano, yo lo puse en el portón”. De ahí en adelante comenzaban las víctimas del “Chango Sandwichero” hacer falsas especulaciones, acusaciones globales y hasta amenazas tales como que “el que estuviera ejerciendo esa práctica de coger sus quesos y mantequillas, la iba a pasar mal”. Mientras el “Chango Sandwichero” cantaba de alegría con un tono chillón “chui, chui…”.
Pues cansado yo de lo mismo, día a día, y siendo un confinado que a las 5:30 de la mañana estoy de pie, decidí ponerme en vela porque estaba más que seguro que algo rondaba mal, ya que ningún confinado bajo nuestras normas puede robar y mucho menos jugar con la comida de otro.

Al día siguiente, a eso de las 6:30 de la mañana, llega el desayuno y observo como este joven, quien está asignado al trabajo de repartir los alimentos, comienza su rutina diaria repartiendo el café, así como el cereal caliente, pan y por ultimo pone dos mantequillas y un queso por confinado en las bandejas frente a cada celda. En esas, miro hacia arriba y veo en los barrotes al “Chango Sandwichero”, quien disimuladamente pitaba “chui, chui…” y a su vez miraba a todos lados.
Trato de ocultarme, de modo tal que no me viera y yo poderlo observar. Entonces, veo que vuela hacia el portón de un joven que descansaba plenamente y con sus patas se lleva una mantequilla, vuelve se tira y se lleva un queso y después buscaba pedazos y migajas de pan y todo esto lo almacenaba en el techo de la institución, específicamente en el conductor de aire, lugar que yo nombré la plancha de calentar su sándwich diario.
Quizás, muchos piensen que esto es broma o mentiras mías. Y aunque el relato no es del todo verídico, ya que exagera en algunas partes para ponerle un poco de jocosidad, fuimos muchos los que pudimos presenciar al “Chango Sandwichero” preparar su desayuno favorito y burlarse con su pitito de muchos de nosotros y como diría el maricuazo: “y de ahí es que sale el nombre del ‘Chango Sandwichero’ ” . Y como dato curioso, esto es así. El que se boricua que grite ‘guepa’. ¡Toma para que se te hinche el pecho!
PD: Cabe señalar que este “Chango Sandwichero” fue amaestrado por un confinado apodado Ché, a quien le tomó mucho esfuerzo, dedicación y tiempo empleado. También debo confesar que para que dejara de “robarse” el desayuno de los confinados, ahora lo alimentamos y sigue aquí cantando “chui, chui…”.
PD: Cabe señalar que este “Chango Sandwichero” fue amaestrado por un confinado apodado Ché, a quien le tomó mucho esfuerzo, dedicación y tiempo empleado. También debo confesar que para que dejara de “robarse” el desayuno de los confinados, ahora lo alimentamos y sigue aquí cantando “chui, chui…”.
Autor:
Joel Rosario Quiñones Anexo
296, máxima seguridad
Edificio 2B #81
P. O. Box 10,005
Guayama, Puerto Rico 00785